10 ago 2008

BURBUJAS Y DRAGONES


Y el invierno se hizo notar. Gotas de lluvia, un clima desolador, las ventanas del cuarto se tornaron negras debido a la mezcla de polvo y agua que caían de la corniza hecha de calamina a causa del incontenible llanto del cielo.

Ella postrada en la cama que muy amablemente le habían ofrecido para que pueda hacer descansar su mente y corazón, pero sólo le servía para contar los días que faltaba para regresar a casa. Una semana fuera de su burbuja. Enfrentarse a una dinastía de brujas y hechiceros se convirtio en la forma de sobrevivir. No vivía en un castillo, tampoco era algún pariente cercano de todas las princesas acediadas por horribles dragones o malvados celadores. Se convirtió en víctima de suposiciones, el que diran, la voz oprimida por los grandes. Su nueva burbuja ya tenía muchos orificios por donde ingresaban los maleficios y conjuros logrando que su corazón se encogiera cada vez más, pero aún seguia de pie.

En su almohada no cabía el porqué de la verdadera amistad, la manera de como recuperarla. Ante toda una revolución donde el que imponga una nueva percepción simplemente es derrotado, por lo tanto no hay mucho que hacer.

Ella daba vueltas y vueltas formando un agujero por el cual en pocos momentos iba a ser absorvida. Trató de entender a los demás. No consiguió respuestas. "Soy muy joven, y quizás no tengo la capacidad e inteligencia de los grandes", susurraba.

Cayó después de unas horas buscando su voz, sus ideales, sus verdades para que puedan ser escuchadas, pero la negra y fría noche la atrapó en un sueño del que nunca despertó o no quizo despertar.

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